Ahora sabrás esta costumbre mía de
regalarte cosas fugitivas :
el aroma de un huerto, la mañana
durmiendo sobre un lirio estremecido ,
una palabra vaga
o una espiga sin savia ni sentido.
Por última vez
toma el dolor de este silencio mío
toma la olaridad de mi agonía;
mira el muro de yedra envejecida,
el patio solitario
y esta breve colina donde flota
el herido temblor de mi pañuelo.
Escucha siempre este secreto llanto
Que resbala sin rumbo por mis huesos.
Toma mi soledad y mi dulzura
y viaja con mi nombre hasta la muerte.
Poema de la profunda despedida
Héctor Rojas Herazo
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