miércoles, 9 de enero de 2013

Así como el mar avanza en oleadas entre los continentes y los rodea como islas, así el inconsciente primitivo rodea nuestra conciencia individual. En la catástrofe de la enfermedad mental el mar primitivo bate con recias olas contra la isla y hace desaparecer inmediatamente la ola que acaba de formarse. Las perturbaciones nerviosas derriban diques e inundan regiones fértiles. Los neuróticos son habitantes de la costa y por ello más expuestos a los peligros del mar. Los individuos llamados normales viven tierra dentro sobre un suelo mas elevado y seco, junto a ríos y lagos inofensivos. No les alcanza ninguna marea por alta que ésta sea, y el oleaje está a tan grande distancia que incluso se llega a negar su existencia.


Jung
Realidad del alma

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