lunes, 29 de octubre de 2012

Oye la voz de mi experiencia, hijo mío; sigue las huellas de la sabiduría: no corras, que lo tuyo está esperándote y lo ajeno espera a su dueño; no hay robo: es ilusión: nadie puede robarte lo tuyo ni tú puedes violentar lo ajeno; tu hueco te espera y cada hombre tiene su tumba y para todos hay; por orden, que a todos nos despacharán, y un poco más y chocho, y otro poco y cadáver, y otra miaja y olvidado. No corras, hijo mío.


Fernando González
Revista Antioquia

No hay comentarios:

Publicar un comentario